Para ser médico se necesita vocación, mucha vocación, además de un expediente excepcional, mucho tiempo y un esfuerzo extraordinario.
La vocación es imprescindible para hacer frente a las grandes dificultades, penalidades y esfuerzos que son necesarios durante toda la vida, porque el médico nunca deja de ser médico.
Medicina de Familia es la especialidad con mayor número de plazas en el MIR y por desgracia tres de cada cuatro residentes que la eligen lo hacen porque ya no quedan plazas del resto de especialidades, es decir sin especial vocación. Muchos de estos que acceden obligados, finalmente se enamoran de esta especialidad y serán unos magníficos médicos que atienden enfermos y no enfermedades, es esta quizás la mayor cualidad de la especialidad.
Otros una vez terminada la especialidad vuelven a presentarse al MIR y hacen otra especialidad, pero sin duda esos cuatro años al lado del enfermo en consulta y en domicilio, muy cercanos a la realidad le ayudarán a ser un magnifico especialista de algún órgano, aparato o técnica determinada, esa visión del enfermo es muy difícil conseguirla lejos de Atención Primaria. Todos los especialistas mejorarían muchísimo su formación si estuvieran unos meses en un centro de salud o un consultorio local.
La mayoría de los médicos de Familia trabajan en Atención Primaria, junto con muchos otros profesionales: pediatras, enfermeros, odontólogos, farmacéuticos, epidemiólogos… todos ellos muy importantes y necesarios pero sin médicos de Familia no hay Atención Primaria, son imprescindibles.
Los médicos de AP realizan una extraordinaria e ingente labor asistencial, mediante una amplia cartera de servicios llegan hasta el hogar más alejado, son la entrada al sistema sanitario y garantizan con su gran eficiencia la sostenibilidad del SNS. Son los médicos que tienen un mayor y más cercano contacto con el paciente, un contacto más humano, a lo largo de toda la vida y en su entorno.
Sin el médico de Atención Primaria y su labor extraordinariamente vocacional, no existiría un nivel de salud como el que disfrutamos en España, con unos indicadores sanitarios envidiables para otros países de nuestro entorno que dedican muchísimo más presupuesto.
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